El interruptor de lucha. Un pequeño y nocivo aparatito encendido en tu mente

Mis estimados lectores, bienvenidos a la tercera columna de psicología de esta hermosa sección. Hoy, les traigo una bella metáfora de Rush Harris,  para hacerlos reflexionar, ¿me acompañan?.

La cuestión es así, habitualmente parece que tuviéramos un interruptor o llave de lucha alojado en nuestra mente. ¡Exacto! Como la llave de luz, pero lo que enciende es la a conducta de lucha. Tan pronto como una sensación displacentera, una emoción desagradable o un pensamiento del mismo tipo aparece, nuestro interruptor se activa y comenzamos a luchar contra esto.

Intentemos con un ejemplo concreto. Supongamos que esta emoción se presenta, nuestro interruptor de lucha se activa, y comenzamos los intentos por deshacernos de esa emoción. Como esto nunca funciona, lo que tenemos ahora entonces es ansiedad sobre nuestra ansiedad.  Ahora cada vez es más grande, en frecuencia e intensidad, porque la lucha es con uno mismo y este amplificador de emociones está activado.

Es decir, además de la ansiedad frente a un examen, gracias a este interruptor, me encuentro enojado por sentir ansiedad. Linda bola de nieve, ¿no?  Lo interesante es que sigue creciendo, más y más, en tanto ese interruptor se encuentra encendido. Esto seria, sentirnos tristes por estar enojados al sentir ansiedad.

¿Alguna vez les paso? Es muy probable que sí. Nuestro interruptor se encuentra allí, listo para activarse todo el tiempo. Y a partir de ahí, generar comportamientos de lucha, escape o evitación de tales sensaciones, emociones o pensamientos.

Ahora bien, es posible apagar este interruptor de lucha. Para ello, cuando esa emoción o pensamiento displacentero se presenta, no es que me va a gustar ni propongo un brindis por sentirme así, pero simplemente no voy a luchar contra ello. No voy a invertir, energía ni tiempo ni esfuerzo luchando, sino que esa inversión va a estar orientada en hacer cosas que son importantes o significativas para mí. Por ejemplo, al afrontar un examen, aun pudiendo sentir ansiedad, dado que para mí es importante mi desarrollo académico, por ejemplo.

Con el interruptor de lucha apagado, la ansiedad es libre para moverse por donde desee, más rápido o más lento; pero no se ve amplificada, ni florecen las otras emociones que venían aparejadas, como enojo y la tristeza por ejemplo, las cuales nos hacen quedarnos pegados a esa experiencia, sin poder enfocarnos en lo que es importante para nosotros.

En definitiva, no existe una vida sin ansiedad, o sin sufrimiento para ser más general. Pero cuando estas emociones, pensamientos, creencias o sensaciones aparecen, y la lucha se apaga, es mucho más fácil vivir.  Es decir, con el interruptor de lucha encendido, nos pasamos la vida peleando contra nosotros mismo, sin lograr lo que buscamos y alejándonos de aquello que para cada uno de nosotros es significativo.

Todo un desafío, nada sencillo. Pero quizá sirva recordar que lleva años intentando dejar de sentir lo que siente, o de pensar lo que lo piensa, y nunca lo consiguió. Quizás es hora de probar otro camino.

En fin, gracias por la paciencia, nos leemos la próxima.

 

4 marzo, 2018

1 responses on "El interruptor de lucha. Un pequeño y nocivo aparatito encendido en tu mente"

Leave a Message

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

X